Los “milagritos” poblanos

*En el “Café Milagros del Centro Histórico, un pedacito de Coyoacán convive con los tradicionales “milagritos” oaxaqueños

Carolina Miranda

Puebla, Pue.- El milagro de Puebla se encuentra en el Callejón de la Fuga de Don Porfirio en el Centro Histórico. Entre un sendero de árboles, con vista al patio del edificio Carolino y junto a una casona que se ha convertido en un mural de exigencias, se encuentra el “Café Milagros”, un lugar donde México vibra, los colores son abundantes y donde la esencia de nuestras tradiciones sigue latente.

El pintor Rubén Contreras y su esposa Mónica Xainahuitl Bautista son los fundadores, originarios de la Ciudad de México, se trasladaron a Puebla para emprender un sueño. Querían traer un pedacito de Coyoacán a la capital poblana y lo lograron. La cafetería tiene apenas ocho años pero se ha ganado el amor de los poblanos.

Anteriormente se encontraba justo en la esquina de la (calle) y ya era el refugio de parejas, escritores solitarios y turistas, pero debido a la gran demanda de espacio para albergar a todos, buscaron un nuevo hogar para sus clientes. A tan solo unos pasos encontraron el sitio perfecto.

El “Café Milagros” está inspirado en los tradicionales “milagritos” que provienen del Istmo de Tehuantepec en Oaxaca y son típicos de la artesanía mexicana. Normalmente son de hojalata, tienen la forma del sagrado corazón y están pintados de todos los colores, a excepción de en medio que suele ser rojo o tener un espejo.

Se cree que se cuelgan en las casas para alejar a las malas energías y son un objeto de agradecimiento, así como las decenas de listones de colores que cuelgan de los barandales de los balcones, las escaleras y hasta las paredes. Son los recuerdos coloridos que dejan los visitantes, un pedacito de sus sentimientos se queda impregnado en cada uno. Parejas, amigos y familiares escriben una dedicatoria que permanece amarrada y ondea con el viento hasta su próxima visita.

El arte de Rubén también inunda el lugar, el realismo que brota de su ingenio, sus manos, bastidor y pinturas puede ser apreciado por los comensales que buscan un lugar que les recuerde y les reaviva el amor por sus tradiciones.

Hasta sentarse en las mesitas de madera es recordar “Las Serpientes y Escaleras”, un juego de mesa que reunía a la familia los domingos por la noche y que hoy se ve opacado y olvidado por los videojuegos. Cada una tiene, por ejemplo una sirena, un luchador y hasta un nopal.

El “Milagros” como algunos le llaman de cariño apuesta a la nostalgia. La mayoría de los mexicanos conoce o recuerda las tazas de peltre, donde las abuelas calentaban la leche que le compraban a los señores que visitaban casa por casa con cántaros de aluminio. Ahora esos recipientes son servilleteros, los jarritos de barro son decorativos y las flores cempasúchil nos recuerdan que nada muere hasta que se olvida.

El lugar cuenta con un patio y dos pisos, ambos con balcones hacia el corredor donde los fines de semana artesanos ofrecen sus productos y decenas de turistas, locales y extranjeros, los visitan, por lo que la cafetería es la parada obligada. Papel picado, figuras de mariachis, catrinas, muñecas hechas a mano y un bombardeo de colores hacen la estancia divertida y agradable.

Desde “Lupitas”, muñecas elaboradas de papel maché y cartón, hasta calaveras con la máscara de “El Santo”, todo está inspirado en una antigua fonda mexicana y el menú es digno de la gastronomía poblana: mole, chalupas, cemitas y más platillos tradicionales están en la carta. Pero también cuentan con hamburguesas, papas fritas y hot dogs para paladares más actuales.

El chocolate y el café caliente se sirve en casi todas las mesas acompañados de plática y risas, ahí se han iniciados los noviazgos, los recuerdos entre amigos y también se han ahogado algunas penas en la barra de bebidas.

Rubén Contreras quería retratar la diversidad de un país en un solo lugar, donde los poblanos y extranjeros de Francia, Estados Unidos y hasta Holanda vivieran nuestro folclor a flor de piel.

Las obras del artista plástico han estado alrededor de México, Estados Unidos y hasta España, pero su arte tiene siempre un hogar, el “Café Milagros”, el cual puedes visitar de lunes a domingo de 11 de la mañana a 8 de la noche.

 

 

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